A través del espejo

Hoy he leído una definición que me ha gustado mucho: la sabiduría es un sistema de conocimiento experto e integrado sobre la vida y las personas que refleja una coordinación equilibrada entre mente (razón) y emoción, permitiendo el buen juicio y la dirección del desarrollo y evolución de la persona hacia el BIENESTAR y la EXCELENCIA.

Así leído, parece simple pero en la práctica no lo es tanto.

En primer lugar, con los años te das cuenta que no todo el mundo aspira al bienestar aunque parezca paradójico. Hay quien no se plantea mejorar; hay quien se queja sin pensar que podría estar mejor o sin intentarlo. No parece lógico pero ocurre. Por otra parte, hay quien no parece que busque el bienestar sino que le atrae el malestar no siempre propio sino a menudo ajeno: guerras y demás crueldades de las que el ser humano parece saber bastante.

¿La excelencia? este es otro concepto del que se podría escribir mucho pero realmente, como me dijo alguien una vez, la cultura no preocupa a mucha gente. No estoy con ello limitando la excelencia al ámbito cultural ni mucho menos. La excelencia te puede acompañar de la cuna a la tumba en la vida personal y/o social, no sólo profesional. El ejemplo viene a cuento de que es posible que la excelencia tampoco preocupe a mucha gente, sólo a algunos que tienen la voluntad y el acierto de elegirla no sólo como meta sino como camino.

Deseando que el verano haya sido lo más llevadero posible y que las vacaciones hayan servido de descanso merecido, puede servir esta definición como reflexión para la reentré.