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A través del espejo

La aventura de la puerta:

Posted on marzo 20th, 2010 by henrietta
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              Los dos amigos caminaron un rato más en silencio hasta que Mr. Utterson le dijo a Mr. Enfield que era buena norma la suya a lo que él asintió.

 

              El abogado le preguntó si recordaba el nombre del individuo que atropelló a la niña.

 

              Después de meditar en silencio, Mr. Enfield respondió que se llamaba Hyde.

 

              Mr. Utterson siguió inquiriendo acerca de su aspecto físico. Mr. Enfield parecía no saber cómo describirlo y acabó explicando que había algo equívoco, desagradable y decididamente detestable ya que nunca había visto a nadie despertar tanta repugnancia y, sin embargo, era incapaz de encontrar la razón. Según él, daba la impresión de tener alguna deformidad aunque no podía concretar exactamente porqué. Su aspecto era realmente extraordinario y, sin embargo, no sabía mencionar un solo detalle fuera de lo normal. Le era imposible describirlo pero no porque no lo recordase. A buen seguro le parecía como si lo tuviese delante suyo en ese mismo momento.

 

              Mr. Utterson anduvo otro trecho en silencio, evidentemente abrumado por sus pensamientos hasta que decidió averiguar si había abierto con llave.

 

              Mr. Enfield estaba evidentemente asombrado y Mr. Utterson trató de justificar su interés en la medida en que sabía que era el otro hombre y le pidió a Richard Enfield si había alguna inexactitud en su explicación, que la rectificase.

 

              Él se excusó al tiempo que aseguraba haber sido fiel a la realidad. Era cierto que aquel hombre tenía una llave y, además, seguía teniéndola porque hacía menos de una semana lo había vuelto a ver.

 

              Mr. Utterson suspiró sin añadir nada más. Al poco, Mr. Enfield continuaba disculpándose por no saber cuándo debía callarse la boca, avergonzado de haber hablado más de la cuenta y le propuso al abogado no volver a hablar del asunto a lo que éste accedió prometiéndoselo.

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