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A través del espejo

«Homo homini lupus»:

Posted on noviembre 16th, 2007 by henrietta
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Hace unos días escuchaba una conversación entre los hijos de unas amigas mías. El tema era de lo más divertido: ambos hacían planes sobre qué serían de mayores. Es probable que todos nosotros nos lo hayamos planteado en alguna ocasión y si no lo hemos hecho, habremos oído a otros que sí lo hacían, ya sean personas que conocemos o en alguno de los programas que la televisión ha ido produciendo, a lo largo de los años sobre los pequeños de la casa.

Para una persona adulta, que recuerda haber sabido claramente lo que quería hacer desde muy niña, es anecdótico escuchar a otros decir que quieren ser pilotos de Fórmula-1 o jinetes.

Aquí tenemos un ejemplo más de la «Alonsomanía» y, en general, del atractivo que el deporte tiene ya desde la cuna. Antes, probablemente, muchos querían ser famosos futbolistas. Hoy también habrá alguno, por supuesto, pero las tendencias se adaptan a la moda y hoy se amplían las posibilidades.

No hay sólo fútbol sino que muchos padres sueñan con tener un hijo tenista de élite, otro sí, futbolista, un tercero piloto de Fórmula-1 y para los que vengan después hay un sinfín de alternativas igualmente apetecibles. Que estos planes prematuros se lleguen a realizar o no dependerá de muchos factores. Entre ellos, de las oportunidades que cada uno tenga pero también de las condiciones físicas, de encontrar una persona que valore las propias capacidades… Lo que sí es evidente es que, rara vez, alguien sueña con ser científico, intelectual… Se hace incapié en aquellas actividades que comportan fuerza física, buena forma, teniendo en cuenta, sobre todo, el tamiz de la economía, el dinero «fácil».

Sin embargo, muchos de los que sueñan con convertirse en deportistas de élite, se encontrarán por el camino con la consabida frase de Hobbes, «Homo homini lupus», que mucho antes ya había avanzado Plauto («lupus est homo homini»), y chocarán con muros tales como la envidia, los favoritismos, mil y una «piedras», que les harán desistir o, al contrario, les convertirán en personas de una fortaleza inexpugnable y sino que le pregunten a Alonso qué significa tener al enemigo en casa.

La explicación es simple: se llama oportunidad, suerte, o cualquier otra similar que implica que, en ocasiones, las personas estamos a merced de otros, que decidirán por nosotros el lugar que nos toque ocupar en este mundo, que sea lobo o cordero, ya depende de la suerte de cada uno.

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